miércoles, 30 de junio de 2010

No estaba muerto

Estaba de parranda. El blog, digo. Me dice mi marido que empecé con mucha furia pero que lo he dejado morir. No aumentan los seguidores, no se incrementan las visitas en el contador y mi última entrada no tiene ni un comentario. Dice que está muerto pero yo no lo creo así. Es cierto que lo he descuidado un poco y que debería ser más constante, pero no sólo con el blog, sino con todo en general. Todo lo cojo con mucha ilusión y la emoción de los primeros días se va desvaneciendo imperceptiblemente hasta que llega un punto en que no sabes cómo retomarlo.

Mentiría si dijese que me da igual el número de visitas o de seguidores. Sería falso también afirmar que escribo porque me gusta y que lo hago para mí. El que escribe lo hace para que lo lean, igual que el que habla quiere que le escuchen. Soy seguidora de blogs que en el mismo tiempo que llevo yo con el mío han sobrepasado las 50.000 visitas. También es cierto que yo no vendo nada, ni informo demasiado y parece que tampoco entretengo mucho.

Esto no es un reproche. Es una reflexión o más bien, una autocrítica. Tal vez no fue buena idea hacerlo o no he sabido darle el tono adecuado para que la gente le guste y lo lea. El caso es que lo veo moribundo y me pregunto qué puedo hacer para recuperarlo. ¿Debo actualizar más? ¿Hablar de otras cosas? ¿Seguir con lo mío sin fijarme en contadores ni comentarios?

No lo sé, tal vez este blog sea otro fracaso o tal vez he hecho bien y simplemente tiene poco tirón. Si eres uno de esos 53 seguidores, por favor, dime qué hacemos.

lunes, 28 de junio de 2010

Rutinas


Ahora que parece que ya ha llegado el verano, la mayoría hacemos planes para marcharnos fuera de nuestros lugares habituales de residencia. Son distintas las cosas que vamos buscando en nuestro peregrinaje como el sol, la tranquilidad, la comodidad o la simple huida de lo cotidiano.


Reconozco que soy una mujer de rutinas. Hay cosas que hago siempre de una forma y aunque a veces me rebelo contra la esclavitud de lo repetitivo, siempre retorno al punto de partida. Al salir de la ducha, el ritual con el que me seco siempre empieza y termina de la misma manera, me visto con la misma secuencia de movimientos y todas las noches, antes de acostarme, me echo colonia.


Muchas son las cosas que hacemos a diario que no nos gustan, otras que repetimos sin ser conscientes de ello y algunas que necesitamos permanezcan inalterables pase lo que pase.


Siempre leo antes de dormir. Da igual que tenga sueño y que sepa que al día siguiente tendré que retomar el anterior punto de lectura. Me encanta colocar el cojín debajo de la almohada, encender la lámpara de la mesilla de noche y abrir el libro. A veces estoy tan cansada que no leo, sólo permanezco así, con el libro entre las manos, la mirada perdida y la mente en blanco. Es mi momento.


¿Cuál es tu rutina favorita?

viernes, 11 de junio de 2010

Vacaciones


martes, 8 de junio de 2010

No entiendo...

No sé qué es lo que os hace tanta gracia. El lunes me subí al potro de tortura, tuve que bajarle dos veces la intensidad, regular el sillín, cambiar las zapatillas de casa por deportivos y fingir que llevaba haciendo bici toda la vida.

Aguanté 8:14 minutos. Eso fue todo...

Eso sí, he vuelto a poner la ruedecita de la intensidad donde estaba. Que nadie se entere que en el 2, sudé.

martes, 1 de junio de 2010

Las bicicletas son para el verano

Le he contado a una amiga que necesito hacer ejercicio y ella me anima. Me anima porque me imagina a las 10 de la noche pedaleando delante de la tele y en camisón y se muere de la risa. Pero pienso hacerlo creíble, en chandal y escuchando a Lady Gaga, que es lo propio. ¿Acaso te imaginas que se puede adelgazar viendo a los cantajuego en la tele a vueltas con el dichoso tallarín? No, seamos serios e intentemos conseguir el objetivo que es adelgazar.

No creo que seas de las que les convence la pamplina de que hacemos ejercicio para estar en forma, para sentirnos bien y de paso, para desconectar. A mí me da una pereza terrible y se me ocurren 20 formas de evadirme mucho más agradables que el ejercicio pero por desgracia, 18 engordan y la otra es delito.

El caso es que mi amiga cree que puedo hacerlo y me recomienda que me compre un culotte. Aún no he empezado y ya tengo gastos. ¡Un culotte!, dice, parece mentira que me conozca desde que tenía dientes de leche. ¡Pero si lo traigo de serie!. Yo prefería la carrocería básica pero mis padres se empeñaron en encargarme tuneada así que a mi no me hace falta amortiguación ninguna.


Centrémonos, creo que lo haré cada noche, después de bañar al niño y antes de acostarlo, en esos 20 minutos que tengo para mí… para mi sufrimiento, vamos. ¿Te animas a ponerte en forma conmigo?